miércoles, 12 de septiembre de 2012

¿El final del túnel?

Después de los famosos "brotes verdes" de la exministra de economía o de las buenas perspectivas del actual ministro, parece que la situación económica española da 1 paso hacia delante y dos hacia atrás.

Hoy, en el Congreso, el ministro de Economía Luís de Guindos ha asegurado que "el dinero para prestaciones sociales se acaba". Ha reconocido que si la situación de la economía continúa así, con malas cifras habituales, las prestaciones podrían comenzar ha recortarse.
Su anuncio parece culpar a los receptores de estas ayudas. Suena a amenaza o a ultimátum, como si los parados las estuviesen recibiendo por gusto, mientras rechazan trabajos.

Esta afirmación demuestra otro fracaso del sistema. Otra nueva falla a sumar a las numerosas que vemos sucederse día tras día, cuando se recortan derechos y ayudas, en muchos casos básicas, pero se habla sin tapujos de miles de millones, de filas y filas de ceros para salvar la desastrosa gestión de apenas un puñado de personas.

Es intolerable que el ministro de economía asevere que no hay recursos para pagar a los parados si la situación continúa así. Perdone, para lo que no habrá dinero, será para salvar a un banco o para rescatar una caja quebrada o para pagarle indemnizaciones millonarias y vergonzosas a los directivos que las llevaron a la quiebra.

Los parados, junto con los pensionistas, son el sector más perjudicado por esta crisis. El número de parados aumenta desgraciadamente cada día, mientras muchos de ellos ya llevan años en busca de un trabajo que no consiguen y no parece aparecer. Mención aparte merecen las causas de este paro que afecta a España. Las causas y los perfiles de cientos de miles de parados son resultado de un lamentable sistema educativo, que va a mostrar sus fallas precisamente en este momento, cuando cientos de miles de personas no puedan incorporarse al mercado laboral por una grave falta de preparación.

Pero dejando esto de lado, por el momento, y esperando una reforma educativa pactada por todas las fuerzas políticas, la situación de los parados debe ser el centro de las acciones del gobierno y amenazarlos con que si las cosas siguen así, perderán su paga, como si ellos fuesen los causantes de su situación, no ayuda ni a tranquilizar ni a animarles a seguir buscando, pese a las grandísimas dificultades que se encuentran.


martes, 11 de septiembre de 2012

La utilidad de los "recortes"

Hace solo dos días, la ya famosa "troika", los hombres de negro, rechazaron el plan presentado por Grecia como solución B al durísimo ajuste que le habían propuesto.
El Gobierno griego pidió aire, más tiempo para llevar a cabo las profundísimas y durísimas reformas que su economía necesita para devolver todo el dinero que se la ha inyectado desde estas instituciones.

Hoy mismo, Portugal recibe el "regalo" por parte de la UE en forma de ampliación del plazo para lograr el objetivo de déficit.

Y por último, en España, el gobierno todavía se debate entre la solicitud o no de un rescate completo, mientras las encuestas señalan que es el país de la UE con mayor número de parados y no estudiantes: ni-ni.

Los recortes, la austeridad, la contención del gasto público...Estos y muchos sinónimos encontramos en las portadas de todos los periódicos, en la boca de todos los políticos sobre todo a este lado del Atlántico.
Pero, ¿están sirviendo para algo estas medidas?

En el caso concreto de España, los recortes en partidas presupuestarias clave se hacen notar cada vez con más intensidad. Mientras, todos los políticos repiten el mensaje de que no se puede gastar lo que no tiene y que el problema es la deuda.
El problema no está tanto en la deuda, menor que la de otros países de nuestro entorno (definición muy utilizada convenientemente por los políticos), si no la capacidad de afrontarla, es decir, los ingresos.
El problema de España y del resto de economías con problemas de la UE es la capacidad de recaudar por parte del estado. En un periodo recesivo como el que vivimos, los ingresos del estado caen estrepitosamente y los gastos, derivados de los mecanismos de corrección de desigualdades creados con el estado de bienestar, aumentan.
Por ello, sería más lógico pensar en una forma de mejorar la eficiencia en la captación de ingresos por parte del estado, es decir, una reforma fiscal que en el caso de España, es más que urgente.
Por supuesto, la austeridad en todas las partidas debe ser la norma. Desde que España entró en la UE, la bonanza económica y las transferencias de la UE hicieron que se cometieran desmanes políticos y económicos.

Además, la crisis económica también está avivando el debate sobre la reforma del estado y, por extensión d e la Constitución. Antes, éste era solo un debate meramente político que se escapa al ciudadano medio. Pero la profunda crisis que vivimos a hecho que se plantee como una necesidad, para hacer de España un estado más eficaz, como cuerpo político y económico.

martes, 4 de septiembre de 2012

Varias comunidades autónomas piden liquidez al Gobierno central de España

Con la petición oficial de Andalucía, el Gobierno central de España ha recibido ya 4 peticiones de "rescate" para algunas de sus CC.AA. El panorama de este nuevo curso político se presenta negro de nuevo, tal y como acabo en julio, con la prima de riesgo desbocada.

Cataluña exigía hace una semana, 5.000 millones de euros para no declararse en impagos. Eso sí, sin abandonar la posición pseudonacionalista, que vestía la petición como una reclamación por el dinero robado.

La Comunitat Valenciana solicitó también 2.000 millones de euros para poder afrontar sus pagos. Estas dos comunidades han sido las más castigadas por esta falta de liquidez, con casos aislados, pero paradigmáticos de lo que significa verdaderamente esta crisis: colegios sin calefacción, cortes de luz a municipios enteros...

Y ahora, Andalucía se suma al carro de las peticiones, solicitando 2.000 millones, como adelanto, para poder afrontar sus pagos a largo plazo.

La imagen que proyecta el país hacia el exterior, en un momento en el que todas las dudas se ciernen sobre nuestra capacidad para financieros y devolver lo pedido, es nefasta. Lo que hay detrás es un problema estructural, que necesita una reforma que va más allá de dos reales decretos o de la archiutilizada austeridad.

La reforma del Estado y de la Constitución se revela cada vez más necesaria.
El Gobierno central promulga medidas cuyo único objetivo es contentar a los "mercados" porque, hasta el estudiante de economía más joven sabe que muchas de ellas se contradicen y tienen efectos contrarios (subir el I.R.P.F y el I.V.A.). Los años de crecimiento exponencial de la economía hasta 2007 mitigaron problemas estructurales, los enmascararon. Pero ahora, cuando las cuentas aprietan, se están descubriendo verdaderas fallas organizativas en el modelo de Estado, y estas declaraciones de las CC.AA. no hacen más que recalcarlo.

jueves, 16 de agosto de 2012

Resumen comprensivo de Teoría del desarrollo capitalista, de Paul M. Sweezy


Resumen de los 8 primeros capítulos del libro: Teoría del desarrollo capitalista de Paul M. Sweezy

I- EL MÉTODO DE MARX.
Para comprender plenamente la teoría marxista, es necesario conocer el método que sigue el autor en sus investigaciones. Marx sigue en sus razonamientos la abstracción. Lo que significa reducir al máximo los problemas que se plantean, abstraer todo su contexto, dejándolos en su forma más pura para poder someterlos a un estudio mucho más concienzudo. Será a través de la teoría de las "aproximaciones sucesivas", yendo desde lo más abstracto a lo más concreto, como Marx desarrolle su conceptualización teórica.
Para analizar la realidad económica, Marx no tendrá reparos en apoyarse en investigaciones de autores neoclásicos, de predecesores en los estudios económicos, como David Ricardo o Adam Smith, por muy alejados en sus conclusiones que puedan parecer a priori. Para el análisis de los procesos históricos Marx seguirá la doctrina de Hegel, quién estableció que la historia avanzaba por el choque de fuerzas contrapuestas. De este modo, Marx elaboraría, en el Manifiesta Comunista, la que sería una de sus aseveraciones más rotundas “La historia de todas las sociedades hasta nuestros días es la historia de las luchas de clase”.

Seguidamente, Sweezy resume a grandes rasgos la conceptualización básica marxista, los conceptos que Marx estudió en profundidad. La teoría del valor, las mercancías…etc



II. EL PROBLEMA DEL VALOR CUALITATIVO.

El sistema capitalista está sustentado por un sistema social basado en relación económica del cambio entre agentes privados. Por ello, Marx comienza sus estudios con un análisis profundo del concepto de mercancía, es decir, del objeto de intercambio entre agentes privados dentro de una sociedad. Marx empieza por analizar la producción simple de mercancías y utiliza los estudios anteriores sobre producción para elaborar su propio concepto sobre la misma.

Para Smith, la división del trabajo es el origen de todo aumento en la productividad. Lo que la distingue de la vida de los animales u otros seres vivos. Smith es incapaz de concebir la división del trabajo independientemente del cambio. El cambio es anterior a la división del trabajo y la causa de ella.
La producción de mercancías, que tiene sus raíces en la naturaleza humana, es la forma universal e inevitable de la vida económica. La ciencia económica es la ciencia de la producción de mercancías y de la división del trabajo. Marx consideró la producción como un elemento central de la Economía Política, pero no la concebía sin el concepto de cambio. Que es la forma más elemental de relación entre sujetos de un mismo grupo o sociedad .
  
La producción de mercancías, pues, no es la forma universal e inevitable de la vida económica. Es más bien una de las formas posibles de vida económica y resultado de una relación previa entre sujetos de la Economía, que es el cambio.

Aquí será la primera vez que veamos el método de Marx llevado a sus útima consecuencias. Incide en la forma de relación social más básica de la sociedad para determinar que el concepto clave en torno al que se sustenta la Economía Capitalista es el concepto que la sociedad tiene de mercancía, de objeto de cambio, y la relación que éste establece no solo entre hombres y cosas, sino en la relación entre hombres. La producción de mercancías está separada del reino de los fenómenos naturales y se convierte en materia válida de la investigación histórico social. Para Marx, el economista no puede ya confinar su atención a las relaciones cuantitativas que nacen de la producción de mercancías; debe dirigir también su atención al carácter de las relaciones subyacentes en la forma de mercancía.

La gran originalidad de la teoría de Marx reside en su aceptación de estos dos elementos del problema y en su designio a considerarlos simultáneamente dentro de un solo armazón conceptual.


Los objetivos de consumo humano en todas las épocas y bajo cualquier forma de sociedad poseen igualmente un valor de uso. El valor de uso expresa cierta relación entre el consumidor y el objeto consumido.
Marx excluía el valor de uso de la esfera de la investigación de la economía política, en virtud de que no da cuerpo directamente a una relación social. Aquí solo se trata de la relación objeto-hombre. Observa estrictamente el requisito de que las categorías de la economía política deben ser sociales, es decir, deben ser causa o efecto de una relación entre personas.

El valor de cambio, por su parte, aparece como una relación cualitativa entre cosas. Su significado provendrá siempre de una convención social, de cómo mínimo, dos agentes, a la hora de intercambiar productos. Aquí la relación hombre-objeto queda más a un lado y lo que predomina es la relación social que se establece entre los dos agentes para producir un intercambio.
La producción de mercancías que tiene su origen en la naturaleza, es para Smith, una forma universal e inevitable de la forma económica. Marx no niega la existencia de una relación entre la producción de mercancías y la división del trabajo, ni tampoco se elimina a la división del trabajo, pero se niega enfáticamente que la división del trabajo esté ligada al cambio necesariamente.

La producción de mercancías no es la forma universal e inevitable de la vida económica sino que es más bien una de las formas posibles de la vida económica.
El trabajo útil, por su parte, se define como el trabajo abstracto propio de la actividad productiva.

El trabajo en abstracto, pese a que no está clarificado conceptualmente, ocupa un lugar relevante en el pensamiento de Marx. Es equivalente al trabajo general, común a cualquier actividad humana productiva. Es la aplicación de esfuerzo humano en la producción de mercancías.

La reducción de todo trabajo a trabajo abstracto, entendido como hemos explicado más arriba y dejando de lado las diferentes formas que este pueda tomar permite ver claramente, detrás de las formas especiales que el trabajo puede adoptar en un momento dado cualquiera, una suma de fuerza de trabajo social que es susceptible de transferencia de un uso a otro de acuerdo con la necesidad social.
Sobre la mercancía cabe reseñar que una mercancía es un valor, esto significa que es trabajo abstracto materializado, que ha absorbido, una parte del total de la actividad productora de riqueza de la sociedad.

Al calificar al trabajo y al verlo materializado en un producto o mercancía, estamos aseverando que el trabajo es susceptible de medida, en términos de unidades de tiempo.

La significación del valor de uso como categoría cuantitativa diferente del valor de cambio se hace notoria.

Las categorías de la economía capitalista, valor, renta… han sido consideradas como si fueran las inevitables categorías de la vida económica en general. Los sistemas económicos anteriores han sido vistos como versiones imperfectas o embrionarias del capitalismo moderno y juzgadas en consecuencia.
Lo que Marx hará será quitarle este “poder” a las cosas y hacerlo descansar en las personas que las han producido y que les han otorgado un valor, que luego estos elementos rentabilizarían.

III. EL PROBLEMA DEL VALOR CUANTITATIVO.

En toda sociedad cambia el modo de organizar y llevar a cabo las actividades de producción y distribución, y la teoría del valor cuantitativo ha constituido el punto de partida tradicional de la moderna economía política.

Se presenta el cambio en función del tiempo necesario de producción de una mercancía, Si el tiempo es similar entre dos mercancías, el cambio será lo equivalente a una por la otra, esto es, el mismo valor.

El tiempo de producción se mide con unas condiciones normales de intensidad y habilidad del trabajador. El trabajo más cualificado es aquel que se presupone reportara mayor valor, y existen dos vías de alcanzar un trabajo cualificado: entrenamiento y habilidad natural. La habilidad se mide exponiendo a dos trabajadores en la misma línea de producción, y así se observará cuál de los dos obtiene mayores rendimientos, y por tanto, ése será más eficaz. El entrenamiento se entiende como  un valor añadido en el proceso de producción. En la práctica ambas se complementan. Por lo tanto, ¿Que papel juega la competencia en todo esto? El valor de un producto se mide según el tiempo de su producción o en el caso de la teoría de los cazadores de Adam Smith el tiempo de adquisición de éste. Como el objetivo primordial es  maximizar los beneficios, cuando un producto reporta más beneficios que otro, tiende a subir la oferta por lo que acaba absorbiendo al otro producto (económicamente hablando).

La demanda   

Se acusa a Marx de sobreestimar la importancia de la demanda, cuando en términos económicos tiene una gran relevancia. Sólo cuando se observa el coste de producción y la intensidad de la demanda se puede estimar la rentabilidad de un producto. La demanda se caracteriza por moverse de acuerdo a las necesidades de los consumidores y la distribución de los ingresos, por lo que cobra gran importancia la clase social de la que hablemos.

La Ley del Valor y Principio de plantación

Esta ley resume las fuerzas actuantes en una sociedad productora de mercancías, que regula:- Las proporciones de cambio de mercancías.- La cantidad producida de cada una.- La asignación de la fuerza de trabajo de las diferentes ramas de producción. La competencia individual entre capitalistas es la que crea la ley del valor según Marx.

El precio de producción

Los precios de producción son modificaciones de los valores. En cada época se verán diferentes maneras de medir dichos precios. Siempre dependerá de las necesidades sociales, y del valor que se le dé a determinados productos en cada momento.

Precio de monopolio

El control del precio del monopolista le permite aprovecharse de las condiciones de la demanda y eliminar sus efectos. El precio, como la cantidad producida, adquieren valores diferentes que en condiciones de régimen de competencia.


IV. PLUSVALÍA Y CAPITALISMO.

Un alto grado de desarrollo de la producción de mercancías es un prerrequisito para la aparición del capitalismo. Las mercancías tienen un coste específico de producción y, en virtud de estos costes, tienen un precio determinado, que conduce a la obtención de beneficios por su producción.


El capitalismo

La propiedad de los medios de producción corresponde a un conjunto de individuos, mientras que otro grupo realiza el trabajo. En la producción simple de mercancías, el productor vende su producto a fin de comprar otros productos y así satisfacer sus necesidades. Bajo el capitalismo, el objetivo no es satisfacer necesidades, sino explotar el intercambio al máximo. Es decir, el capitalismo sólo tiene que desembolsar dinero a cambio de fuerza de trabajo y medios de producción a fin de adquirir más dinero del que tenia al principio. La diferencia entre el dinero previo y el conseguido por la venta de mercancías se denomina según Marx: Plusvalía.

Plusvalía

Para comprender el concepto, Marx establece que el generador del beneficio que reporta una mercancía es, en última instancia, el trabajo. Como vimos antes, se trata de que el trabajador, utilice su habilidad para transformar el valor de las mercancías de uso en valor de cambio. Es decir, da una utilidad a las mercancías, que coincide con una necesidad en la sociedad y permite su venta. Existen dos tipos de trabajo, necesario y excedente. Unas de las bases del capitalismo es saber gestionar el trabajo excedente, el cual será apropiado frecuentemente por una clase que mantendrá su control sobre los medios de producción.

Componentes del valor

Cualquier valor producido en el capitalismo se puede encontrar en:

- Capital constante: no sufre alteración en el proceso (c)

- Capital variable: se determina según la fuerza de trabajo (v)

- Plusvalía: depende de lo anterior (p)c + v + p = Valor total

Los conceptos modernos presentan algunas diferencias como:

- Ingreso nacional bruto, que incluyen los V y P mas esa parte de C que representa la depreciación del capital fijo pero se excluye el resto de C.

- Ingreso nacional neto, se entiende como V + P. 

La tasa de plusvalía es la proporción de la plusvalía con respecto a lo variable, se mantiene presente la diferencia de trabajo necesario y trabajo excedente:

          p = p’ = tasa de la plusvalía.

      Esto es equivalente a la tasa de explotación.

          La tasa de plusvalía se puede extender por:

1) Extensión de jornada laboral (plusvalía absoluta)
2) Mayor productividad (plusvalía relativa)
3) Cantidad de mercancías que entran en salario real (plusvalía relativa)




Composición orgánica del capital (letra o)

Es una medida de la amplitud en que el trabajo es provisto de materiales, instrumentos y maquinaria en el proceso productivo. En la práctica, la total inversión no es lo mismo que el capital empleado durante un año. A estos niveles, todo capitalista que goce de ventaja técnica con respecto a sus competidorese refiere disfrutara de una tasa de plusvalía mayor.

V. LA ACUMULACIÓN Y EL EJÉRCITO DE RESERVA.

1. La Reproducción Simple
Teóricamente, podemos imaginar que el capitalismo es un sistema permanente que continúa a través de sus cauces. El líder de los fisiócratas, Quesnay, ya en el año 1758 escribió una presentación sistemática sobre las relaciones con el capitalismo, que más tarde fue utilizado como base por Marx, la Reproducción Simple. Según Marx, lo que es fundamental en el capitalismo, es que cada año los capitalistas reponen el capital gastado y emplean su plusvalía en el consumo. Al mismo tiempo los obreros gastan todo su salario en el consumo.

Marx divide la industria en dos clases: producción de medios de producción y producción de objetos de consumo. De los objetos de consumo, Marx diferencia los “artículos necesarios para la vida” que son para los obreros y “artículos de lujo” que son para los capitalistas. La escala de producción no cambia si en cada periodo, el gasto en objetos de consumo y en objetos de producción se mantiene estable Este concepto se llama Reproducción simple.

Según Marx, el plan de reproducción ofrece un armazón para analizar las interconexiones de la producción total y del ingreso. La producción total es la suma de la producción de medios de producción y artículos de consumo, lo que hoy conocemos por PIB.

El ingreso también se divide en tres categorías: ingreso de capitalista para gastar a los medios de producción, ingreso de capitalista para consumir (plusvalía) e ingreso del obrero (salario). Todos ellos juntos forman la demanda total de mercancías que tiene que estar en equilibrio con la oferta total para crear estabilidad. Es aquí donde Marx utiliza la teoría de la Reproducción Simple.


2. Las raíces de la acumulación

En realidad, el capitalista no queda satisfecho con sus ingresos anuales ya que su interés es ampliar su capital. Esto lo consigue convirtiendo una parte de su plusvalía en capital adicional, que produce a su vez más plusvalía. Este proceso es conocido como acumulación del capital, tirando por tierra los cimientos del desarrollo capitalista. Según Marx, el capitalista no es malo en sí, pero es la expansión del capital el que lo convierte en ávaro. La historia ha elevado el número de capitalistas de esta condición a través de la acumulación invitando a luchar por el poder y la riqueza. El otro elemento fundamental para mantener el capitalismo es el consumo constante y creciente. Según la “teoría de la espera” de Alfred Marshall, los capitalistas quieren consumir todo lo que posean. Por otro lado existen también “teorías de abstinencia”, esto es, del consumo restringido por parte de la población, situación que se antoja utópica.


3. La acumulación y el valor de la fuerza de trabajo: planteamiento del problema

Si aumenta la demanda de cualquier mercancía, su precio también sube. En periodos de expansión capitalista aumenta la demanda de fuerza de trabajo, pero la mano de obra (o sea gente) no es un mercancía que se podría producir como otras mercancías. La “Industria” de fuerza de trabajo sólo existe en una sociedad esclavista, de modo que surge un problema a la hora de valorar una mercancía que es a la vez necesaria y un problema, para el capitalista.

Tanto Ricardo como Marx intentan explicar el problema entre los salarios y el valor de la fuerza de trabajo. Según Ricardo, el trabajo tiene un precio natural como cualquier mercancía que se compra o se vende. El precio natural de trabajo es el precio que necesitan para vivir los trabajadores. Su teoría de la población es parte importante de la teoría de la economía política clásica.. Su base está en la teoría de Malthus, pero Marx no se refiere a esta teoría.


4. La solución de Marx: el ejército de reserva del trabajo
Marx dice que pueden aumentar los salarios de obreros a causa de acumulación de capital, pero también que podrían aumentar más, aunque se quedan en un nivel más para no amenazar el sistema capitalista. Un problema grave es también el desplazamiento del trabajo por la maquinaria. La solución que Marx da es que los trabajadores pueden ejercer una presión constante sobre los salarios cuando se crea lo que denomina:“ejército de reserva del trabajo”. Los parados.

5. La naturaleza del proceso capitalista

La economía política clásica se inclinó por predecir el fin inminente del progreso económico. Según la teoría, la acumulación constante y el desarrollo de población conlleva el fin de los recursos. Según Marx no se acaba el sistema capitalista, el subraya cuáles son sus deficiencias y señala los puntos clave de una nueva sociedad, basada en un diferente, y revolucionario, sistema de producción.




VI. LA TENDENCIA DESCENDENTE DE LA TASA DE LA GANANCIA.

La formulación de la esta ley de Marx afirma que la productividad del trabajo crece de continuo, esto es, la composición orgánica del capital demuestra también un curso ascendente sostenido. De estos cursos derivó Marx su famosa “ley de la tendencia descendente de la tasa de ganancia”.

        g = p´ (I o)

Si suponemos que la tasa de la plusvalía (p´) es constante, la tasa de ganancia (g) varía en el sentido inverso a la composición orgánica del capital (o). Es decir si o sube, g baja. Hemos establecido q o exhibe una tendencia ascendente en el desarrollo capitalista, por lo tanto, debe existir al menos una tendencia de g a caer. Esto es básicamente lo que Marx llama Teoría de la Ley. Una composición orgánica ascendente del capital es la expresión de la creciente productividad del trabajo, por otro lado la tasa descendente de la ganancia que acompaña tiene que cerrar al fin los cauces de la iniciativa capitalista. La tasa de ganancia es la fuerza compulsora de la producción capitalista. Pero, para evitar este proceso a priori, inevitable Marx numera las 6 causas contrarrestantes, que “contrarrestan y anulan” la ley general de la tasa descendente de la ganancia “dejándole tan sólo el carácter de una tendencia”, la sexta se relaciona con la forma de calcular la tasa de ganancia y no se examina aquí.

1. Abaratamiento de los elementos del capital constante. Un aumento dado en la composición orgánica del capital que hace bajar el valor del capital constante.

2. Aumento de la intensidad de explotación. Prolongación de la jornada laboral. Con elr esto de constantes invariables, aumentaría la plusvalía.

3. Depresión de los salarios. Opción a que se atiene el capitalista cuando ve reducida su plusvalía de forma notoria.

4. Sobrepoblación relativa. Se produce la introducción de maquinaria o se reajusta la división del trabajo de manera que se prescinde de un grupo de trabajadores, que queda si trabajo, lo que permite bajar los salarios.

5. Comercio exterior. La posibilidad de adquirir materias primas más baratas y los artículos necesarios para la vida tiende a elevar la tasa de la ganancia elevando la tasa de la plusvalía y reduciendo el valor del capital constante.



VIII. LA NATURALEZA DE LAS CRISIS CAPITALISTAS.

Marx nunca llegó a hacer un análisis exhaustivo de las crisis del capitalismo. Pese a ello, su teoría le llevaba a predecir que el capitalismo sufriría de crisis cíclicas, que partirían desde la economía financiera y tendrían graves consecuencias en la economía real. Algo que observamos hoy en día.

Marx definió a la crisis real como “aquella que puede explicarse sólo por el movimiento real de la producción capitalista, de la competencia y del crédito”, entendiendo por estos dos últimos, toda estructura de organización de los mercados y el mecanismo financiero.

En cuanto a la producción simple de mercancías y de las crisis, la moneda es considerada como un medio de circulación bien aceptado, llegando a convertirse en un rasgo necesario para una sociedad que ha avanzado más allá de la etapa del trueque ocasional e incluso representando un gran paso hacia delante en la historia de la civilización. La función y el propósito del dinero es dividir el acto del cambio en dos partes que pueden estar separadas en el tiempo y en el espacio. El uso de la moneda permite vender un producto cuando está terminado y comprar a la satisfacción del consumidor lo que le hace falta. Así se ahorra mucho tiempo y resulta posible la verdadera especialización que es la base de la productividad incrementada.

La organización de la producción por medio del cambio privado lleva consigo la posibilidad de una crisis de tal magnitud que sería inconcebible en una economía más simple, en la que el trabajo estuviera organizado y los productos fuesen compartidos bajo la dirección de una sola autoridad. No es fácil concebir las razones por las cuales los productores vayan a seguir una conducta desorganizada en una sociedad de producción simple de mercancías. Lo más probable es que un desastre, una guerra o un acontecimiento catastrófico puedan interrumpir la circulación de las mercancías en las condiciones de una producción simple.

En este sentido, el atesoramiento es una explicación concebible de una crisis en las circunstancias anteriormente citadas. Por ello, el fin del atesoramiento es más común en condiciones próximas a la producción simple de mercancías que en sociedades más avanzadas. Este atesoramiento tiene lugar de una forma gradual y en un largo período de tiempo. En cuanto a la circulación de mercancías-dinero-mercancías lleva también consigo las posibilidades de una crisis pero también significa producción para el consumo, y puesto que el consumo es fundamentalmente un proceso continuo, hay pocas razones para esperar que las posibilidades se conviertan en hechos.

Los economistas clásicos han demostrado su falta de perspectiva histórica ante su incapacidad de distinguir entre la producción simple de mercancías y la producción capitalista ya que los teoremas basados en la producción simple de mercancías fueron erróneamente generalizados y aplicados a la producción capitalista.

Marx comprobó que la Ley de Say, en la que se sostiene que una venta sigue invariablemente una compra por igual cantidad y que de esta forma, no puede interrumpirse la circulación mercancías-dinero-mercancías, y como consecuencia de ello, no hay crisis ni sobreproducción. Esta teoría no es cierta. No existe ningún motivo por el cual una venta deba conllevar a una compra y menos en el sistema capitalista, donde la acumulación es una de sus bases.

El capitalismo convierte al modelo de producción simple de mercancías (mercancías-dinero-mercancías) en dinero-mercancía-dinero. Bajo esta forma dominante de circulación, el capitalista concluye el proceso de producción con nuevas mercancías en el mercado que transforma en dinero, y que representan valor de cambio pero en ningún momento han poseído valor de uso.

No debemos confundir a un simple obrero con el capitalista como tal, ya que el primero de ellos vende su fuerza de trabajo con el único objetivo de asegurar una afluencia de valores de uso para sí y para su familia. En cambio, el capitalista está interesado en elevar al máximo su tasa de ganancia como resultado de haber invertido su capital en el proceso productivo.

En cuanto a la posibilidad de crisis, hay que tener en cuenta que cualquier interrupción del proceso de circulación o cualquier retención del poder de compra, puede iniciar una contracción en el proceso de circulación que dará origen al fenómeno de sobreproducción y que se reflejará en un descenso de la producción. Aunque para que se produzca una crisis no es necesario que la tasa de ganancia sea negativa. Basta con un descenso de sus niveles ordinarios. Los teóricos modernos dividen a la clase capitalista en dos secciones, la de los empresarios que organizan y dirigen los procesos de producción, y la de los poseedores de capital en dinero que suministran bajo la forma de préstamos a interés los fondos que los empresario necesitan para sus operaciones. Desde el momento que la tasa de ganancia cae por debajo de los tipos de interés, la circulación se interrumpe y sobreviene la crisis.

Finalmente, en lo referente a los dos tipos de crisis, hay que diferenciar entre las crisis relacionadas con la tendencia descendente de la tasa de ganancia y las crisis de realización. El capitalismo práctico, no verá ninguna diferencia entre ellas pero desde el punto de vista del análisis causal, ambas crisis plantean problemas diversos: por un lado se tiene en cuenta los movimientos en la tasa de la plusvalía y en la composición del capital, quedando intacto el sistema del valor, y por el otro, se tiene en cuenta las fuerzas no específicas que tienden a crear un déficit general en la demanda efectiva de mercancías. En ambos casos, el punto de partida de la crisis es el descenso de la tasa de la ganancia.