Dos aspectos que, a pesar de todo, están muy unidos entre sí. En primer lugar, Longo, afirma que el conocimiento de la realidad, basado en el intento de comprensión de los fenómenos que la componen, está totalmente desligado de la acción sobre esos fenómenos. Longo separa conocimiento y acción como si no fuesen dos caras de una misma moneda.
Desde mi punto de vista, el conocimiento y la acción están irremediablemente unidos. El primero, es un esfuerzo por comprender el porqué de los fenómenos, sus causas, sus condicionantes. El segundo se aprovecha de estos conocimiento para poder actuar sobre ellos, transformándolos a la voluntad del hombre. Considero que el conocimiento si que tiene como objetivo final la acción. En concreto, dotar a la acción de los datos suficientes para poder ejercer una modificación de los fenómenos.
En segundo lugar, Longo afirma que el hombre de acción no puede ser el mismo que el científico, que el hombre del conocimiento. Es cierto que el científico, en su versión clásica, es un hombre totalmente dedicado a la investigación y, muchas veces, ajeno a la ejecución y la puesta en práctica de sus descubrimientos. Pero cada vez más, los científicos ya no solo se preocupan por encontrar los fundamentos de los fenómenos que ocurren en la realidad, sino que también se interesan sobre los efectos que estos pueden tener para los seres humanos, es decir, también se preocupan de qué se hace con sus descubrimientos.
Además, en las ciencias sociales, podríamos catalogar como científico a un economista que, posteriormente, se puede convertir en político y, en ese caso, tiene la posibilidad de aplicar sus conocimientos y sus investigaciones a la vida social. Aquí, el investigador coincidiría con el hombre de acción, por lo que no están tan separados como Longo afirma.
La segunda lectura, un texto de Manuel Sacristán, aborda la definición de concepción del mundo y su influencia determinante en el ámbito científico. La concepción del mundo, de la realidad que le rodea que tenga el científico le condiciona de manera determinante a la hora de realizar una investigación.
Partiendo de la base del materialismo histórico, que se basa en explicar los hechos tal y como se presentan en la realidad, la concepción de las causas y consecuencias de estos hechos, es determinante para el resultado de una investigación. Desde mi unto de vista, el científico debe ser plenamente consciente, hasta donde pueda, de la concepción del mundo sobre la que comienza su investigación, de los prejuicios que, en tanto ser social, ha adquirido, muchas veces de forma inconsciente, dentro de una sociedad determinada en la que haya crecido. No ser consciente de estos condicionantes, puede provocar que una investigación quede desacreditada, por estar sesgada ideológicamente, por l falta de pericia del científico a la hora de comenzar sus investigaciones.